La cocina de Picasso

La cocina de Picasso, es una exposición presentada por el museo Picasso de Barcelona, que podrá visitarse hasta el próximo 30 de septiembre.
De hecho, que coincida con el período veraniego no es de extrañar, dado que la mayoría de visitantes provienen de otros países, y aprovechan las vacaciones para visitar este museo.
Los comisarios de la exposición son: Emmanuel Guigon, Androula Michael y Claustre Rafart i Planas.
Esta exposición ha querido incidir en la interpretación e interrelación de la comida, de la cocina, el cesto de la compra, con la visión del artista en innumerables obras que nos permiten ver su prolija producción en torno a esta temática.
La exposición se presenta en nueve salas, y en cada una de ellas, se nos centra en torno a determinadas premisas, vamos a ver resumidos estos temas:

1 – La cocina catalana

En 1899 Picasso comenzó a frecuentar la taberna Quatre Gats,
en la calle Montsió de Barcelona, activa entre el 12 de junio
de 1897 y el 26 de junio de 1903. Sus impulsores fueron Miquel
Utrillo, Santiago Rusiñol, Ramon Casas y Pere Romeu.
El encargado, Pere Romeu, no tardó en fijarse en Picasso, a quien
encargó varias tareas gráficas, como el menú y el cartel del plato
del día. El grafismo de la taberna era casi exclusivo de Ramon
Casas.

Opisso i els quatre gats (en primer plano, el encargado Pere Romeu, se puede ver a Picasso, Ramón Casas y otros artistas y mecenas)

Cartel de títeres en els quatre gats, espectáculo que a diario tenía mucho éxito

Ramón Casas y Pere Romeu en bicleta, cuadro que presidía els Quatre Gats

Naturaleza muerta (1901)

2- La cocina cubista

«¿Qué puede haber más familiar para un pintor, para pintores
de Montmartre o de Montparnasse, que su pipa, su tabaco,
la guitarra que cuelga sobre el diván o el sifón puesto encima
de la mesita de café?» Así se expresa Picasso a propósito de
la iconografía del cubismo, nacido en el bar y en la cocina.

El restaurante (1914)

Zumo, bol y limón (1907)

La alimentación y todos los objetos y espacios relacionados con
ella son elementos de desacralización de la pintura y la escultura:
dan valor a las acciones corrientes y arraigan el arte de Picasso
en el «sabor de lo real».

3- Utensilios de cocina

Los objetos, según Picasso, son los vehículos de su pensamiento.
En un destello, capta su capacidad de evocación. Un cucharón,
por su forma redondeada, puede «significar» la cabeza de un
personaje.

Cabeza de mujer 1929-1930

Figura (1935)

Gracias al potencial sugestivo del objeto de acuerdo con
el contexto de su uso, Picasso juega con las combinaciones de la
metamorfosis.

4- Las palabras de la cocina

Fragmentos de poemas de Picasso

«Fíjese, en esta naturaleza muerta he puesto un manojo de puerros.
Pues bien: lo que me gustaría es que mi lienzo oliera a puerro.»
(29 de junio de 1945)

“ya no puedo más de este milagro que es el no saber nada
en este mundo y no haber aprendido nada sino a querer
las cosas y comérmelas vivas y escuchar su adiós»
«la lista de la compra solo se alarga a partir de ese momento sin
la inevitable pausa en la mesa a la hora del almuerzo para poder
escribir sentado en medio de tantas hipérboles que se mezclan
con el queso y el tomate»
(12 de noviembre de 1935)

«fandango de lechuzas escabeche de espadas de pulpos de
mal agüero estropajo de pelos de coronillas de pie en medio
de la sartén en pelotas puesto sobre el cucurucho del sorbete
de bacalao frito en la sarna de su corazón de cabestro»
(15-18 de junio de 1937)

«qué orgía de farolillos en la sartén»
(20 de marzo de 1938)

«si la vida hierve en la gran sala de fiestas
del olor de las coles su cocido de esperanzas»
(3 octubre de 1936)

«juego de parábolas diversión de las hipérboles aceite puro
de oliva garantizado sin mezcla mandarinas naranjas peras
gris azul cerúleo verde manzana»
(20 de febrero de 1937)

5- Cocina y penuria en tiempo de guerra

Replegado en Royan en el momento de la declaración de guerra
en septiembre de 1939, Picasso se quedará allí cerca de un año.
El pintor instala su estudio en el piso de arriba de la villa Les
Voiliers, situada en el frente marítimo, desde donde pinta el
Café de Royan (fechado el 15 de agosto de 1940). El 25 de agosto
de 1940 Picasso llega a París, donde, mientras dure la ocupación,
permanecerá refugiado en su estudio de Grands-Augustins.
Picasso trata de adaptarse a los tiempos de guerra, hecho que
se refleja en su pintura. Decoración, muebles, utensilios y comida
—en suma, todos los ingredientes relativos a la cocina— se
diseminan en sus bodegones: tarros y fruteros, pescados y
crustáceos, morcillas y alcachofas, cuchillos y tenedores, mesas
y sillas, mantel a cuadros azules y planta de tomates del estudio.
Todo tiene un aire destartalado y caótico, donde uno come lo que
se trae. Es también la encarnación de una abundancia fabulosa
en tiempos de carestía, aunque esta ostentación del consumo
se formula como un desafío a las penurias de la época. «¿Lo ves?
También una cacerola puede gritar… Todo puede gritar», le dice
a Pierre Daix.

Niño con langosta (1941)

El bufé de Le Catalan
El 30 de mayo de 1943 Picasso pinta dos versiones de El bufé
de Le Catalan. Este restaurante regentado por un catalán llamado
Arnau se convirtió en la cantina de Picasso, que llevó a varios de
sus amigos, entre ellos a Georges Hugnet (que se erigiría en su
cronista), Paul y Nusch Éluard, Dora Maar, Pierre Reverdy, Óscar
Domínguez, Michel Leiris y Zette, Léon-Paul Fargue, Jacques
Prévert, Apel·les Fenosa y algunos más.

La cocina (1948)

6 – Frutos del mar

Las sepias, las murenas, los erizos, los pulpos…
Prenden a los centauros con cadenas de algas.
Los limones emergen de la espuma.
Venus dormida asciende hasta el mercado.
Compra queso de cabra, aceite, pan y vino.
— Rafael Alberti. «Picasso Antibes La Joie de vivre»

Naturaleza muerta con erizos de mar

Naturaleza muerta con puerro y pescado

7- De la tierra, del agua del fuego

Tierra, agua y fuego son los ingredientes imprescindibles de
la cocina y de la cerámica, actividades ligadas al origen de la
humanidad. En 1946 Picasso visitó el taller de cerámica Madoura,
en Vallauris, propiedad de Suzanne y Georges Ramié, y al año
siguiente regresó con unos proyectos modestos. Fue el inicio
del Picasso ceramista.

Corrida de toros y pez (1957)
[Picasso] acababa de filetear un lenguado à la meunière con una precisión casi quirúrgica, y agarró la espina para rebañarla. Parecía que estaba tocando la harmónica; y le hicieron esta fotografía sin importarme lo más mínimo que tuviera la mirada perdida […]. Cuando hubo terminado, Picasso dejó la espina en el plato, se fue por el pasillo de la entrada de la casa y volvió con un fragmento de arcilla de alfarero tierna. Se había comido el lenguado, pero pensaba inmortalizar su espina.*
David Douglas Duncan

Naturaleza muerta con tres peces (1957)

Picasso en la Californie 1957. David Douglas Duncan

Butifarra y huevos (1951)

8- La cocina al aire libre

«Cuando veo el Déjeuner sur l’herbe, pienso: “Dolores para
el futuro.”» Así se expresa Picasso, que mantiene con la obra
de Manet un diálogo constante. El artista renueva paralelamente
su interés por el aire libre, ya sea el del campo o el de la orilla del
mar. Comer al aire libre no deja de recordar a Picasso la vida
sencilla del campo: el de la España que persiste en su recuerdo
y el del sur de Francia, donde vive.

Le Déjeneur sur l’herbe según Manet (1960)

9- Las recetas de la estampa

Picasso amó el grabado y la litografía. No en vano dedicó setenta
años de su vida a las artes gráficas.
Trabajó las técnicas de grabado y estampación tradicionales.
En el transcurso del proceso creativo, el grabador exploraba los
procedimientos, las recetas químicas y las operaciones necesarias
y llevaba a cabo constantes reinvenciones. Su obra gráfica
comenzó como tanteo para luego convertirse, en numerosas
ocasiones, en una reinvención. El Picasso gráfico, como el
cocinero, experimentaba sin parar, y de esas investigaciones
nacieron recetas particulares en algunas de las técnicas
que trabajó, como por ejemplo el grabado sobre linóleo.

Naturaleza muerta con copa bajo la lámpara (1962)

Visitante veraniego, en la exposición

El museo Picasso nos brinda la oportunidad de conocer las muchas cocinas de Picasso, desde la comida a devorar los materiales del prisma artístico, los materiales, los conceptos.
Picasso se engulle lo que le rodea en la vida cotidiana y lo convierte en un nueva comida para el público que no cesa de masticar y digerir las obras que tan generosamente crearon su boca, sus manos, su instinto depredador y sobre todo el instinto creativo.

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Todos los derechos reservados. Sucesores Picasso

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